Un retrato de las Maras





Al ver la película, recordé la advertencia que hiciera en su momento , el cineasta , y novelista italiano , Pier Paolo Pasolini. En sus “Cartas luteranas”, Pasolini nos dice que antes de expresarse, no se debe nunca, en ningún caso, temer una instrumentalización por parte del poder y su cultura, que es necesario comportarse como si esta peligrosa eventualidad no existiera. Lo que cuenta, nos dice, es ante todo la sinceridad y la necesidad de lo que uno tiene que decir. No debemos   traicionar bajo ningún concepto. Y menos hacernos los desentendidos , sobre un tema particular de importancia  siempre debemos  tomar de partido.
La película de Christian Poveda, “La vida loca”. Su trágica muerte me impuso ir , lo convirtió  en un  Mártir ante la  ciudadanía salvadoreña por su lucha anti-maras.
El largometraje se compone, de varias escenas entrelazadas de secuencias que aparecen en ritmos sincopados, con marcadas  interrupciones de cada uno de los retratos de los personajes. Cada historia es tratada individualmente, cada secuencia tiene un eje propio Lo que las une es su pertenencia al mismo al tema ,  la “Mara 18”. Esta delimitación del tema, determina  que el uso que se les dio a las cámaras no permita mostrar   el ambiente general en donde tienen lugar las historias   en su lugar se utilizan  planos  cerrados, abundan los primeros planos con t lo que esto genera en el quien a partir de ahí, comienza a sentir cierta simpatía  por el personaje.

La cámara es la que va desmembrando  la realidad , tanto en la filmación como en el montaje.   La secuencia de la panadería es una secuencia  ,la secuencia de la muchacha tuerta, a pesar de que ocurre  en la panadería  tiene un momento individual, y el problema de esta con su hija  pareciera que no guarda relación que. la secuencia en el juzgado con Eric es otra,.. Este desmembramiento, el aislamiento, narra la realidad de las  Maras  de una forma bastante particular. La forma de vida , y la muerte de varios integrantes de la Pandilla 18, o Barrio 18, en San Salvador. La Mara Salvatrucha 13, se gestó   en un barrio bajo de Los Ángeles —en la calle 13.se disemino  en Centroamérica  cuando, una vez finalizada la guerra civil de El Salvador, muchos pandilleros fueron deportados de los Estados Unidos a su origen.  La  pandilla estaba estructurada en forma horizontal y dividida en células,  lo que favoreció su exportación y su aparición en  Salvador  y países vecinos, Varios estudios han llegado a comparar este proceso, como un negocio  similar a las franquicias.

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